Talento comprometido: reflexiones para el año 21
En 21gramos tenemos la convicción de que otra manera de hacer las cosas es posible para co-construir una sociedad más justa, humana y sostenible. Este artículo coral recoge las reflexiones, preocupaciones, expectativas o esperanzas de cada una de las personas que integramos el equipo gramer en relación a los desafíos a los que nos enfrentamos en este nuevo año y en esta nueva década decisiva.
Laura Zamarriego
Gobernanza global para riesgos globales: primera parada, los ODS
Parece que ya hemos entendido, al menos en la teoría, que vivimos en un mundo global, con un clima global y una salud global. Sin embargo, creo que uno de los retos más complejos para esta década recién estrenada será encontrar mecanismos de gobernanza global para afrontar estos riesgos planetarios, como la emergencia climática u otras posibles pandemias. Esto requiere cooperación entre países, pero también, necesaria y urgentemente, el empuje de toda la sociedad civil –empresas, consumidores, comunidad científica, academia, medios de comunicación– hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El enfoque glocal de esta agenda, su transversalidad y su capacidad para generar consensos la convierten en la mejor hoja de ruta que tenemos a nuestra disposición.
Camila Perticari
Por un liderazgo humanista
Lejos de entrar en procesos de optimismo compulsivo diseñados en colores pastel, me gusta pensar que todos nos levantamos cada mañana con la intención de hacer del mundo un lugar mejor. Quizá sea demasiado ambicioso pedirle al 2021 que todos encontremos un trabajo, una ocupación o una profesión donde darle forma a ese deseo, pero los grandes cambios no vienen de pequeños anhelos. Así que, querido 2021, ponnos en el camino liderazgos humanistas, empresas comprometidas, instituciones sólidas y ciudadanos y ciudadanas conscientes que quieran confiar en que las personas no somos el medio, sino el fin.
Silvia Ruiz
Ni tecnofobia ni tecnoptimismo: humanismo digital
Las cuestiones éticas en torno a la inteligencia artificial, la explosión del big data o la automatización del trabajo ya constituían un debate abierto antes de la nueva realidad pandémica que no ha hecho sino coger más fuerza. La generalización del teletrabajo, el auge del comercio digital y el hecho de que las grandes tecnológicas sean, posiblemente, las únicas ganadoras de esta crisis, son razones más que suficientes para emprender una reflexión profunda sobre los retos, las oportunidades y las líneas rojas del avance tecnológico. Deben emerger consensos sociales alrededor de cada nueva tecnología si queremos ponerla al servicio de las necesidades y expectativas de la sociedad, y también debe exigirse la asunción de responsabilidades cuando esas líneas rojas se rebasen. La humanización en la era digital es uno de los mayores desafíos de la década. El factor humano y la capacidad de generar empatía marcarán la diferencia en esta transformación ineludible.
Carmen Buxens
Interdependencia y alianzas para el progreso
Nos pilló la COVID-19 como algo inimaginable. Hasta que no ha ocurrido, no sabíamos de lo que éramos capaces ni de nuestra resiliencia. A un año vista, nos damos cuenta de que se nos han abierto los ojos, de que nos hemos capacitado no para ver más, sino para ver mejor. Diría que hemos aprendido a mirar más allá de los aparentes problemas sin solución, porque nada ocurre en balde, todo sucede por y para algo. También hemos tomado consciencia de nuestra interdependencia y de la necesidad –innata en el ser humano– de colaboración para sobrellevar las contrariedades. Después de todo, nos hemos abierto a la cooperación con otras personas, diferentes a nosotros, con las que sabemos que podemos crear un mundo más sostenible. La borrasca Filomena de los primeros días de enero ha sido también un buen ejemplo práctico de ese ejercicio de colaboración ciudadana para sobrellevar las complicaciones derivadas de la tormenta. Me pregunto si somos capaces de dar el salto del ámbito personal al empresarial, si sabremos llevar este aprendizaje colaborativo al mundo de las empresas y grandes corporaciones. El ODS 17 plantea la perspectiva colaborativa como único camino para cumplir con la Agenda. Quizá hagan falta fuerzas tractoras, casos prácticos que sirvan de ejemplos a seguir en esta Década de la Acción. ¿Empezamos?
Victoria de la Calle
La educación para un presente –y futuro– sostenibles
El año 2020 nos ha permitido una reflexión profunda sobre la educación: es el momento de asumir que el currículo escolar no puede obviar la realidad que le rodea y que es necesario que los docentes, en primera línea en esta cuestión, cuenten con las herramientas necesarias para que las aulas dejen de mirar al pasado para mirar al futuro y afrontar –por fin– desde la escuela, los desafíos sociales. Desde el convencimiento de que la educación no debe ser solo el fin sino el medio para garantizar una sociedad más justa, humana y sostenible, es importante recordar que su fortalecimiento es una responsabilidad compartida y que los alumnos deben ser parte activa en la construcción del anhelado «bien común».
Sandra Segura
Pymes y sostenibilidad: ¿cómo sabrá un charcutero si contribuye al ODS 15?
A menudo, cuando se habla en términos de sostenibilidad, el imaginario colectivo tiende a las grandes empresas y al ámbito ambiental (desterrando el económico). Con la irrupción de la COVID-19 y el desplome de la economía de los pequeños comercios, se evidencia necesaria la reinvención de estos modelos de negocio. Cuando pienso en el nuevo gran plan europeo para la recuperación y escucho decir que las empresas deben impulsar la economía verde, la digitalización e invertir en su propia resiliencia y capacidad de adaptación, me pregunto si los mandatarios europeos –y nacionales– son conscientes de la realidad que viven las pymes, que representan el 65% del empleo en España y el 50% a nivel mundial. Me pregunto si se contemplarán inversiones realmente efectivas para dotarlas de recursos, no solamente económicas sino también formativas. Nuestras pymes necesitan tener conocimientos básicos para desenvolverse en el nuevo contexto socioeconómico que queremos construir: desde crear una página web y posicionarla en Google o anunciarse en redes sociales hasta analizar el ciclo de vida de sus productos y servicios, integrar los ODS en el negocio o conocer herramientas de gestión que les permitan optimizar sus recursos para maximizar beneficios. Creo que la ruta del cambio se está marcando a paso lento pero firme, pero se necesitan planes de acción en el corto plazo suficientemente concretos que permitan a las pymes reinventar sus modelos de negocio para adaptarse a una realidad incierta y cambiante, así como espacios colaborativos que promuevan las alianzas e impulsen la creación de nuevos negocios sostenibles a través de la inversión en emprendedores sociales.
Rubén González-Román
Ciudades y comunidades sostenibles, aquí o en Marte
Desde 2007, más de la mitad de la población mundial ha estado viviendo en ciudades, y se espera que aumente hasta el 60% para 2030. Las urbes contribuyen al 60% del PIB mundial, pero también al 70% de las emisiones de carbono mundiales y a más del 60% del uso de recursos, ocupando solo el 3% de la tierra. El 95% de la expansión de los terrenos urbanos en las próximas décadas tendrá lugar en el mundo en desarrollo y la pandemia ha causado un impacto directo no solo en poblaciones marginales, sino también a la repoblación de zonas rurales (España Vaciada). El Plan de Respuesta COVID-19 de ONU-Hábitat está trabajando con los Gobiernos a nivel nacional y local para ayudarlos a prepararse, prevenir, responder y recuperarse de la crisis. Desde las propuestas clásicas como el Proyecto Venus del futurista Jacque Fresco (Florida), hasta nuevas ideas como las ciudades flotantes/casas Lego de Bjarke Ingels (Copenhague) o las ciudades de los 15 minutos de Carlos Moreno, que Anne Hidalgo pretende materializar en París, son muchas las iniciativas que vienen a revolucionar la forma de entender los núcleos urbanos, un reto clave para esta Década de Acción. «La ciudad inteligente no tiene que ver con la IA o los sensores, sino con que los niños y mayores pueden andar y montar en bici con libertad y seguridad». ¿Qué más datos hacen falta para apostar decididamente por el ODS 11?
Ximena Sapaj
Reflexionar: una necesidad imperiosa de nuestro tiempo
Pensar es cada vez más difícil: tenemos toda la información a golpe de clic y sabemos lo que sucede en todos los rincones del planeta, pero no somos capaces de reflexionar sobre cuáles son los desafíos que tenemos como ciudadanos del mundo. Si invirtiéramos tiempo en reflexionar en profundidad, tendríamos que preguntarnos, por ejemplo: ¿hasta cuándo queremos seguir viviendo en un sistema que pone en peligro la vida del planeta?, ¿hasta cuándo vamos a seguir viviendo en un mundo en que la dignidad de tantas personas no se respeta?, ¿hasta cuándo vamos a seguir haciendo oídos sordos a nuestras convicciones y olvidarnos de los valores cuando interactuamos como consumidores? Tan importante es hacerse estas preguntas como reflexionar sobre la forma de buscar nuevas alternativas y orientar nuestro futuro. En definitiva, hacernos cargo de nuestra vida individual y colectiva. La distopía se ha apoderado de nuestro tiempo. Pensar hoy en día es una necesidad para escribir nuevas utopías que nos movilicen y nos lleven a una forma de HACER, en mayúsculas, un mundo más justo, solidario, humano y sostenible. Pensar no es tener un relato, pensar es detenerse y ser capaces de articular una mirada; encontrarse con los otros, escucharlos para poder compartir y encontrar los puntos de encuentro. Esa es la gran transformación necesaria: una cultura del respeto.
Marta González-Moro
En defensa de la democracia
Me sorprende que mi reflexión para este año 2021 y de cara a asumir los desafíos de la década que ahora comienza sea la imperiosa necesidad de la defensa a ultranza de la democracia. No habíamos sido capaces de comprender todavía el rol político de las marcas del siglo XXI, cuando nos damos cuenta de que algo más esencial requiere de toda nuestra atención y determinación. Defender la democracia es defender el progreso igualitario, la capacidad de consenso, la co-construcción de mejor sociedad para todos, pero también defender las propias formas democráticas: reflexivas, colaborativas, dignas y justas. Sirva de ejemplo el asalto al Capitolio para reafirmarnos: en democracia, en buena parte, la forma es el fondo. En democracia, el qué importa tanto como el cómo. Siempre fue así. No lo olvidemos.
Teresa Arozarena
Seamos circulares
En un entorno de riesgo sanitario se ha puesto sobre la mesa con toda su intensidad la dicotomía entre seguridad y ecología. Es preciso incrementar la concienciación para garantizar la seguridad sin generar más residuos de los estrictamente necesarios en todas las actividades, y para asegurar que se proporciona el tratamiento correcto (y más eficiente a escala nacional) a todos aquellos que no hemos podido reducir. No puede ser más caro reparar que comprar un producto nuevo, pero, si no consumimos, ¿cómo recuperaremos la economía? ¿Cómo habrá empleo para todos? El consumo consciente no puede olvidar la fase de desecho ni su relevancia para hacer frente al cambio climático.
Lucía Roncero
Comunicación interna post-COVID: una revolución híbrida
Apremiadas por la acelerada implantación de un teletrabajo que ha llegado para quedarse, las empresas han visto sacudidas sus estructuras a todos los niveles, convirtiéndose la comunicación interna en un factor imprescindible –diría estratégico– para sobrevivir a un futuro incierto. Creo que, en este escenario, las infinitas posibilidades digitales han de darse la mano con la transformación cultural y juntas reforzar (o remendar, en muchos casos) la red de confianza que ha puesto en jaque el distanciamiento social. Dejar de hablar del talento en abstracto para concretarlo en personas y así reconectar con ellas a través de los valores para poder construir, entre todas, un mundo mejor.
Asunción Blanco
Acciones para atravesar la brecha educativa
La brecha educativa determinada por la situación existente en el núcleo familiar del alumno es una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo. La irrupción de la covid-19 desencadenó la imposibilidad de acudir presencialmente a los centros, acarreando un proceso de virtualización de la educación que, en muchos casos, ha dificultado aún más este objetivo esencial de reducción de la brecha socioeducativa existente entre estudiantes, según el nivel socioeconómico al que pertenezcan. Las comunidades e instituciones educativas poseen un papel fundamental en la comprensión y el abordaje de esta brecha acentuada por la pandemia. El objetivo permanente debe ser que nadie quede atrás en la educación y que este no deje de ser nunca un terreno de oportunidades y de justicia social.
Bárbara López
Cultura y sostenibilidad: un enriquecimiento mutuo
La crisis sanitaria mundial ha afectado a muchas cosas, entre otras al sector cultural, que se ha visto obligado a replantear sus fórmulas. Ahora, más que nunca, es el momento de apostar por la sostenibilidad en el ámbito cultural, de fomentar valores como la igualdad, la colectividad y la accesibilidad. Utilizar el poder de la cultura como herramienta de transformación social para llegar a una sociedad más inclusiva.
José Toro
Jaque a los envases de plástico de un solo uso
Cada vez más compañías de supermercados apuestan por los plásticos compostables. Varias de las grandes cadenas con presencia en España han introducido bolsas biodegradables en las secciones de frutas y verduras para evitar utilizar plástico de un solo uso. Una medida alineada con la nueva legislación europea, que prohibirá su fabricación y comercialización a mediados de este año. Adiós a los platos y cubiertos de plástico, a los bastoncillos para los oídos, a las pajitas o a esas bolsas que durante tantos años han invadido los océanos. ¡Ya queda menos! Hay que animarlos a seguir con estos cambios.
Mariola Moreno
Ecosistemas sanos, nuestro mayor antivirus
La biodiversidad es un escudo ante los virus. Una naturaleza sana, de ecosistemas funcionales y ricos en especies, nos protege de una manera muy amplia ante infecciones por patógenos. Por eso, si seguimos alterando y destruyendo la naturaleza, estaremos debilitando los ecosistemas naturales y aumentando el riesgo de transmisión de posibles virus al hombre. La premisa fundamental para evitar futuras pandemias es, por tanto, asumir que nuestra salud depende completamente de la salud del planeta. Solo siendo conscientes de la vulnerabilidad de la biodiversidad podremos actuar y frenar la sobreexplotación de los recursos naturales, proteger nuestro planeta y, consecuentemente, a nosotros mismos.
Andrea Nogueiras
Mi consumo… y el de 7.700 millones de personas
La suma de voluntades y los cambios individuales sientan las bases hacia la necesaria transformación que necesitamos. El hecho de que el 60% de los ciudadanos asuma, cuando compra barato, que las condiciones de fabricación no son responsables, o que un exiguo 18% priorice el atributo calidad-precio, o que 8 de cada 10 diga que solo compra cuando necesita algo (el 45%, por una cuestión de valores) reafirma el auge de un fenómeno que venimos analizando y midiendo desde los estudios de Marcas con Valores: la consumocracia, esto es, el consumo como acto político. Una compra, un voto. 7.700 millones de ciudadanos consumidores, una revolución.
Elena Escobar
La salud de los océanos: una prioridad
No habrá futuro sostenible si no conservamos los océanos y utilizamos de forma responsable los recursos que obtenemos de ellos. Nuestra salud está estrecha y profundamente ligada a la de estos gigantes azules que ocupan casi las tres cuartas partes de la superficie de la Tierra y albergan el 80% de toda la vida en el mundo. Los expertos son unánimes: los océanos se enfrentan a complejas amenazas como consecuencia de la actividad humana: contaminación, eutrofización, acidificación y sobreexplotación pesquera son solo algunas de ellas. En la medida de nuestras posibilidades, adoptemos cada uno de nosotros como propias las metas fijadas por el objetivo 14 de los ODS —vida submarina— y hagamos de la salud de los océanos una prioridad.
Ainara García
Sostenibilidad asequible al conjunto de la sociedad
Desde mi punto de vista, el mayor problema de la sostenibilidad es que la mayoría de la gente no llega a entender lo que es y todo lo que conlleva, lo que supone un doble impacto negativo: los actores organizacionales pierden credibilidad y los individuos se desentienden. Es necesario bajar todos los conceptos a un nivel asequible para el conjunto de la sociedad y empaparlos de practicidad para que de esa forma se sepa qué esperar y reclamar a empresas e instituciones, entendiendo el alcance de sus medidas y proyectos. Pero, también, que cada individuo deje de culpar exclusivamente a estos actores del rumbo del planeta y asuma su propia responsabilidad, actuando en la medida de sus posibilidades y ampliando sus horizontes.